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martes, 31 de marzo de 2009

Fue en Fuentes de Andalucía...


A AQUELLOS QUE CONTAIS HISTORIAS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, A LOS QUE CREAIS OPINIÓN,... A TODOS,... OS ENVIO ESTA HISTORIA QUE HA ESTADO DEMASIADO TIEMPO OCULTA.

Fue en Fuentes de Andalucía (Sevilla), en el verano del año 1936, los fascistas, cívicos y falangistas, se las llevaron presas a todas en un camión. Un camión cargado de mujeres, niñas algunas: Mercedes Medrano de 18 años, Josefa González de 16 años, la hija de la Polonia de 15 años, la hija de Manuel de la Melliza de 14 años, iban entre ellas… se las llevaron hacia La Campana, pueblo vecino. Antes de llegar a él, en la finca El Aguaucho, se detuvieron y las hicieron bajar, allí las obligaron a hacerles la comida y a servirles. Con los estómagos llenos, las vejaron, abusaron de ellas, las perdieron y ahítos de venganza, como bestias colmadas de odio, las asesinaron a todas y arrojaron sus cuerpos a un pozo.

Plenos de orgullo por los asesinatos que habían cometido, volvió a Fuentes el “valiente y heroico grupo de asesinos” autores de los hechos que, en el camión, ahora vacío de mujeres, se pasearon por el pueblo exhibiendo en la punta de sus fusiles la ropa interior de las muchachas torturadas y asesinadas.

Esta es la historia que en voz baja, muy baja, durante muchos años, las mujeres de Fuentes de Andalucía contaban a sus hijos para que no se olvidase lo ocurrido. Hubo que esperar hasta el año 1999 para verla escrita en el libro Crónicas del Siglo XX de José Moreno Romero, Pepe el de Horacio.
Gracias, mujeres de Fuentes por guardar la memoria y gracias Pepe por haberlo escrito.

Este año de 2009, setenta y tres años después del terrible suceso, Izquierda Unida Comarcal por su compromiso con los valores republicanos y con todas las víctimas de la guerra, convoca un acto para mostrar el apoyo moral a las familias de las asesinadas, para que jamás se vuelva a repetir esta sinrazón y para dignificar a las víctimas de El Aguaucho.

Ha habido que esperar setenta y tres años para celebrar este acto, muchas personas ya no podrán estar, pero tú, no faltes.

Sábado, 18 de abril a las 11 horas, salida desde la Cruz Roja de Fuentes de Andalucía hasta El Aguaucho. Ofrenda floral, lectura de poemas, relato de los hechos,…

Salud y República.
Juan Morillo Lora, natural de Fuentes de Andalucía.
(Unidad Cívica Andaluza por la República)

sábado, 28 de marzo de 2009

Contra la desmemoria histórica, Tolerancia Cero


Publicado en: http://ellugardelaponte.blogspot.com/
Por: Alba Carvajal


Rita Barberá, ha rechazado la revocación de los títulos al dictador

Franco seguirá siendo alcalde honorario de Valencia, distinción que comparte con la Virgen de los Desamparados y con el ex primer regidor Adolfo Rincón de Arellano. La alcaldesa, Rita Barberá, ha rechazado la revocación de los títulos al dictador, como ha pedido en el pleno municipal el Grupo Socialista. Al contrario que en otros ayuntamientos, como los de Cádiz, Sant Joan d'Alacant y Dénia, donde el PP ha apoyado sin problemas la Ley de la Memoria Histórica para retirar honores a Franco, el equipo de gobierno de Valencia se ha escudado en la crisis económica y en el hecho de que el homenajeado está muerto para dar carpetazo a la solicitud.

Hoy, nos desayunamos con esta noticia que por repetitiva ya no nos sorprende; por enésima vez los herederos de Franco se niegan a la aplicación de la mal llamada Ley de Memoria Histórica y siguen manteniendo títulos y honores a los golpistas que causaron un genocidio de más de 135.000 victimas.

Hoy, una vez, más queda patente que la Ley 52/2007 nació pacata, viciada, tímida y llena de concesiones a la iglesia y a los herederos del régimen, pues les permite seguir actuando tal como hoy se ha hecho en el ayuntamiento valenciano.

Pues si la ley no sirve, cambiémosla; Es necesaria y urgente una reforma y si los padres de la ley no toman la iniciativa que sea por iniciativa popular.

Mientras tanto, contra la desmemoria histórica, tolerancia cero y llamemos a las cosas por su nombre: En vez de partido popular, partido franquista, en vez de grupo popular, grupo franquista, ese es su nombre, por vocación, por actitud y por herencia.

Alba Carvajal
http://ellugardelaponte.blogspot.com/

miércoles, 25 de marzo de 2009

Víctimas de la Guerra Civil, contra los títulos nobiliarios que dio Franco


El ex ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, renovó el pasado 20 de febrero el título de Duque de Mola con Grandeza de España a los descendientes del general

(El País,NATALIA JUNQUERA - Madrid - 23/03/2009)

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que representa a los familiares de las víctimas de la Guerra Civil, solicita al Gobierno que retire los títulos nobiliarios que Franco concedió a algunos de los militares golpistas más sanguinarios, como los generales Mola, Queipo de Llano o Dávila.

El ex ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, renovó el pasado 20 de febrero el título de Duque de Mola con Grandeza de España a los descendientes del general que, tras el golpe militar de 1936, ordenó a su ejército: "Hay que sembrar el terror... eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros".

Para la ARMH es "incomprensible" que "quienes destruyeron la democracia durante cuatro décadas y sus descendientes reciban esos honores de Estado" mientras que los que la defendieron "se encuentran todavía en fosas comunes".

sábado, 21 de marzo de 2009

“Palabras huérfanas. Los niños en la Guerra Civil”


De Verónica Sierra

En 1937, una España dividida en dos sufría los efectos de un conflicto que se preveía largo y cruel. Muchos niños padecieron la separación de sus familias y la muerte de sus seres queridos; vieron cómo la violencia y la venganza se adueñaron de sus calles; tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos, a la insalubridad y la enfermedad; vivieron los efectos de los bombardeos... Otros muchos tuvieron que huir. Alrededor de 30.000 niños protagonizaron el primer exilio del pueblo español. Francia, Bélgica, Inglaterra, México o Rusia abrieron sus puertas a los niños españoles.

Este libro reconstruye, setenta años después, la historia de aquellos niños, de los que se quedaron y, especialmente, de los que tuvieron que dejarlo todo para poder sobrevivir y nunca volvieron. Y lo hace a partir de los documentos -cartas, diarios, cuadernos, redacciones y dibujos- que éstos, con sus letras temblorosas e inexpertas, escribieron entonces. Testimonios impresionantes de aquel tiempo convulso en los que ha quedado huella de una historia de encuentros y desencuentros, de pasiones y represiones, de esperanzas y sufrimientos, en la que, por encima del bien y del mal y de las diferencias ideológicas de los dos bandos contendientes, reposa la memoria de unos niños que lo único que quisieron fue vivir en paz y recuperar aquella infancia que la guerra les robó.

PRÓLOGO LA MEMORIA POSIBLE

"Y también recuerdo cómo tuvimos que dejar aquella casa en el malecón. Un otoño lluvioso, el olor a naftalina y a polvo, el pasillo abarrotado de bultos de libros, de envoltorios, maletas, sacos y paquetes [...]. Permanezco indeciso ante un mapa de España. ¿Me lo llevo o lo dejo? Hace siete meses que ha caído Madrid. Se acabaron las exaltadas preocupaciones, ya he quitado las banderitas [...]. No, me lo llevaré. Arranco las chinchetas, quito el mapa y lo doblo en ocho pliegues de modo que forma un folleto bastante abultado. Puede guardarse en el bolsillo del abrigo. Aún conservo el mapa entre mis libros. Han pasado muchos años, pero no lo he vuelto a abrir. Pero un objeto que ha absorbido en sí tantos sufrimientos y pasiones infantiles no puede perderse definitivamente".

Cuando Yuri tuvo que abandonar aquella casa del malecón (Dom na naberezhnoi), en la que había pasado su infancia y adolescencia, en su mente se agolparon numerosos recuerdos y sensaciones. Recordó hechos, días, lugares, juegos, miradas, conversaciones, nombres. Sobre todo nombres. Los de sus amigos, Dima, Liovka, Antón y, especialmente, Sonia, con quienes había compartido tantas cosas y había vivido sus primeras experiencias. Allí estaban, como fosilizados, acompañándole, observando todo lo que salía de aquella casa en ruinas, esperando para despedirse, infundiéndole ánimos aun en el silencio más absoluto, mientras él recogía sin ganas, junto a su familia, para marcharse sin saber cuándo volvería o cómo sería su nuevo hogar. Corrían malos tiempos. En Moscú se pasaba hambre, ocurrían cosas inexplicables, desaparecía gente, no era fácil encontrar un buen trabajo, en vez de aire lo que se respiraba era un miedo helado. Yuri y sus amigos, aunque él entonces no lo podía saber, volverían a encontrarse años después y ninguno se reconocería. Sus vidas siguieron caminos muy distintos. Al final, todos acabaron donde no pensaron que acabarían: los que de adolescentes no parecían tener futuro y eran malos estudiantes acabaron ocupando buenos puestos y formando una familia. También se convirtieron en lo que no eran: los más honrados acabaron vendiéndose al régimen y olvidándose de sus principios para poder sobrevivir.

Aquella tarde en la casa del malecón permanecería para siempre en la memoria de Yuri, porque marcó el inicio del fin. Mientras subía y bajaba las escaleras con cajas llenas de libros y aquel mapa de España, probablemente pensó en el curso escolar 1936-1937, el último de los 10 años que pasó en la escuela. Quizá se acordó de que ese año previo a la Universidad la escuela fue muy distinta a la de años anteriores. En ese curso había otros niños extranjeros, más pequeños que él, que no entendían bien el ruso, vestían uniformes muy nuevos y tenían un aula reservada sólo para ellos, donde un gran mapa (su mapa, el que ahora tenía en las manos), cuyos contornos no logró identificar, colgaba de una de las paredes, adornado con banderitas rojas y azules. Más tarde, el maestro les explicó que esos nuevos compañeros de escuela eran niños españoles que habían tenido que huir de su país debido a una guerra que desde hacía varios meses enfrentaba a hermanos entre sí: como si Rusia se dividiera de nuevo en dos y los rusos lucharan unos contra otros, como había ocurrido durante la Revolución. Sólo que en la guerra de España no sólo había españoles y, por eso, el camarada Stalin estaba ayudando a los republicanos, porque habían sido atacados por un enemigo común que amenazaba a Europa: el fascismo.

Verónica Sierra (Guadalajara, 1978) es Doctora en Historia y profesora de Historia de la escritura y de la lectura en la Universidad de Alcalá, donde coordina el Seminario Interdisciplinar de Estudios sobre Cultura Escrita (SIECE), la Red de Archivos e Investigadores de la Escritura Popular (RedAIEP) y la revista internacional Cultura Escrita & Sociedad. Es autora de Aprender a escribir cartas. Los manuales epistolares en la Época Contemporánea (1927-1945) (2003), así como de diversas contribuciones sobre la escritura personal y popular contemporáneas.

sábado, 14 de marzo de 2009

...la Memoria queda viva por que estamos nosotros por ellos.


Hola a todos, a pesar del tiempo y Memoria recuperada a ratos, aquí y allá, a unos y a otros, aún no se les olvida…
A pesar del NO de PSOE y PP, la Memoria queda viva por que estamos nosotros por ellos. Ánimos.

Aquí os dejo un recorte de prensa.
Rafael Zarco Jiménez

inSurGente.-
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha lamentado que el pleno del Senado haya rechazado una proposición para que sea el Estado el que asuma las exhumaciones de las fosas de la Guerra Civil, y ha acusado por ello a los senadores de "falta de humanidad". En apenas unas semanas, y con motivo de las elecciones europeas saldrán en la televisión pidiendo votos, incluso de los republicanos.


Agencias/ insurgente.-

La Cámara Alta ha rechazado hoy, con 233 votos en contra, 11 a favor y 10 abstenciones, la toma en consideración de una proposición de ley, presentada por el senador del PSM-Entesa Pere Sampol, para modificar tres artículos de la Ley de Memoria Histórica con el fin de que sea el Estado quien indague sobre el paradero de las víctimas y asuma las exhumaciones de las fosas.
La ARMH, en un comunicado, explica que, de haberse aprobado la petición, se habría ayudado a miles de familias que esperan encontrar a sus familiares desaparecidos.

"Nos parece incomprensible y extremadamente inhumano que 233 representantes de los ciudadanos nieguen la ayuda humanitaria a familias que han vivido no sólo el terror de haber perdido a un ser querido asesinado violentamente, sino haber sido gobernados durante casi cuatro décadas por quienes promovieron esos crímenes", subraya la Asociación.

Tras recordar que en casi nueve años la ARMH ha podido exhumar a casi 1.600 personas, considera que eso demuestra que el Gobierno, si quisiera poner los medios necesarios, podría solucionar el problema en tres años.

La Asociación ve incomprensible que el Gobierno no ponga las medidas pertinentes para ello y lamenta especialmente la "falta de compromiso" de los senadores socialistas.

viernes, 6 de marzo de 2009

“La imagen de la mujer en la Guerra Civil. Un estudio a través de la prensa gaditana (1936-1939)”



De María Virtudes Narváez Alba

El triunfo de la rebelión militar entre 1936 y 1939, y la implantación de la dictadura franquista, relegaron los tímidos avances que en España habían alcanzado los derechos de la mujer desde finales del siglo XIX y, fundamentalmente, en el primer tercio del siglo XX y durante la Segunda República española.

Con respecto a la mujer, el franquismo se caracterizó desde un primer momento por la imposición del pensamiento patriarcal y autoritario, y por la separación social de los sexos.
La mujer pasó de nuevo a ser considerada como una persona sometida a la voluntad del varón, es decir, imponiéndose uno de los rasgos esenciales de la implantación del pensamiento fascista sobre la mujer, determinado además, en el caso español, por el triunfo del pensamiento y la política de dominio social y económico del franquismo.
En La imagen de la mujer durante la Guerra Civil, y tras recordar los antecedentes y los inicios de la guerra, se analiza el golpe militar en Cádiz y sus consecuencias inmediatas, para enseguida ofrecer un panorama general de la prensa española durante la guerra y más en detalle las publicaciones gaditanas de mayor importancia en el contexto prebélico y bélico, los periódicos La información y Diario de Cádiz, y el caso de Águilas (un periódico de corta vida, pero cuyo interés radica en ser el órgano de opinión de la Falange gaditana).
En los periódicos gaditanos, de los que se realiza un somero recorrido sobre sus contenidos, la autora se centra en el modelo de mujer que se refleja en sus páginas, siguiendo de forma metódica los roles que se establecieron de forma sistemática para la mujer, un modelo básico que se centraba en ser una buena fémina, es decir, esposa –aún mejor madre– sumisa, católica y patriota. Un modelo que, además de en las consignas oficiales y en el discurso emanado desde las autoridades rebeldes, incluyó diversos trabajos de autoría femenina que repetían el discurso oficial y trataban de alentar en las mujeres el papel que el nuevo régimen totalitario les tenía asignado.

María Virtudes Narváez Alba.
Cádiz, 1980. Licenciada en Historia y en Humanidades, realiza estudios de doctorado en Historia, Arte y Literatura en el mundo hispánico. Compagina su dedicación a la docencia en centros de enseñanza secundaria y bachillerato con una intensa labor de investigación, particularmente estudios de género centrados en la época de la Guerra Civil y el Franquismo. En este campo, ha participado en numerosos congresos y tiene varios artículos en diversas revistas científicas. También ha publicado el volumen Prisciliano. La trascendencia de su figura (2007).

domingo, 1 de marzo de 2009

Franco inventó la memoria histórica


El dictador encargó censos de desaparecidos y exhumaciones desde 1936.

El BOE prueba su preocupación por honrar (sólo) a su bando


NATALIA JUNQUERA

Publicado en: El País


La Ley de Memoria Histórica la inventó un dictador, Francisco Franco, cuando sólo era un general golpista. No la llamó así, pero no hay, en el texto arrancado con esfuerzo a las fuerzas democráticas en 2007, nada que el Caudillo no hubiera hecho 70 años antes.


Fue Franco el primero en pedir un censo de desaparecidos de la guerra; el primero en encargar a un grupo de expertos un protocolo de exhumación, y el único en preservar por ley las fosas comunes para que no se construyera sobre ellas. Todo únicamente para las víctimas de su bando.

Así se lee en la fuente más fiable posible, al menos, la más oficial. Múltiples leyes, decretos y órdenes publicadas en el Boletín Oficial del Estado dan cuenta, desde casi el principio de la contienda, en 1936, de la preocupación de Franco no ya por ganar la guerra, sino por honrar a sus víctimas. Así lo han constatado cuatro investigadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) tras dedicar más de 400 horas a bucear en una fuente tan generosa como inabarcable. "Sólo hemos podido arañar el BOE analizando algo más de 3.000 páginas", reconoce Carlos Agüero, coordinador de la investigación.Franco vigiló que todas sus víctimas fueran inscritas en un censo de desaparecidos o fallecidos acompañando las palabras "muerto gloriosamente por Dios y por España". Y quiso atender "tan justas aspiraciones de los familiares de aquellos que gloriosamente cayeron víctimas de la barbarie roja"; esto es, recuperar los cuerpos de las fosas comunes donde yacían. Para llevar a cabo la "piadosa finalidad" de devolver a las familias los cadáveres de sus seres queridos, una ley de mayo de 1939 facultó a los Ayuntamientos para no exigir los impuestos que "gravan las inhumaciones, exhumaciones y traslados de cadáveres víctimas de la barbarie roja", obedeciendo a "la verdadera necesidad de rendir el postrero homenaje de respeto a los restos queridos de personas asesinadas en circunstancias trágicas o muertas en el frente y cuyo enterramiento se ha verificado muchas veces en lugares inadecuados".

Otra orden de 1940 publicaba el "modelo de acta de exhumación" que había elaborado su comité de expertos, en este caso, el Consejo General de los Colegios Oficiales de Médicos. El protocolo de exhumación incluía la expropiación temporal de un terreno cuando los restos se hallaran en fincas privadas y la declaración del lugar de "tierra sagrada". Además, en abril de 1940, el Ministerio de la Gobernación ordenó a todos los Ayuntamientos que adoptaran "medidas que garanticen el respeto a los lugares donde yacen enterradas las víctimas de la revolución marxista". Y explicaba: "Con el fin de evitar posibles profanaciones y guardar el respeto debido a los restos sagrados de los mártires de nuestra Cruzada, los Ayuntamientos acotarán y cerrarán, de modo provisional, pero que reúna las precisas garantías de seguridad, aquellos lugares en donde conste de manera cierta que yacen restos de (...) asesinados por los rojos".Y para los casos en que nada de lo anterior fuera suficiente, Franco estableció medidas drásticas: "Para defender este camposanto (Paracuellos)", recordaba un decreto de marzo de 1951, "fue desviado en 1941 el torrente de San Miguel, afluente del río Jarama, y se llevó a cabo una variante de la carretera provincial de Barajas a Fuente el Saz". Quiso preservar (y lo logró) los lugares donde yacían sus muertos para que pudieran ser devueltos a sus familias. Mientras, muchas de las fosas de republicanos eran sepultadas para siempre por autovías y edificios. Y concedió, desde 1936, generosas pensiones vitalicias a sus viudas, algo que las esposas del bando enemigo no lograron hasta 1979. "Hemos encontrado pensiones de más de 1.200 pesetas, un fortunón para la época, y eso, en la España de la posguerra, generó unas élites de vencedores, poderosas y ricas", afirma Agüero. Para Emilio Silva, presidente de la ARMH, esta investigación derriba la tesis de que Franco diera un "golpe espontáneo" porque "comienza a legislar desde el primer momento" y demuestra lo "absurdo" del debate sobre la ley de memoria: "quienes decían que habría que reparar a los dos bandos deberían haber sabido que uno de ellos se autorreparó durante años".

Silva lamenta no haber podido investigar más. "Hemos gastado más de 1.000 euros en las consultas al BOE. Prefiero usar ese dinero para ayudar a familiares a recuperar a los suyos". Como hizo Franco.


La factura de la guerra


Franco fue tan generoso con las víctimas de su bando como cruel con las del contrario.

Mientras concedía "medallas al sufrimiento por la patria" y pensiones vitalicias a unos, vaciaba por completo las casas de otros. Primero, de gente, llevándose a padres y maridos republicanos a cárceles o fosas comunes. Y después, de todo lo que les quedaba, arrebatando a los supervivientes su profesión y sus bienes. De hecho, lo uno hubiese sido imposible sin lo otro.

Franco empezó a conceder ayudas y pensiones a sus víctimas en 1936. ¿De dónde salía el dinero? En 1937, Franco estableció por ley el procedimiento para la incautación de "bienes pertenecientes a las entidades de carácter político", esto es, todos los partidos e instituciones democráticas. Después lo hizo familia a familia. "Se juzgó incluso a personas ya muertas para poder requisar sus bienes y pagar la factura de la guerra", asegura Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.


Todo eso está también en la investigación sobre el BOE: "Las comisiones depuradoras", las "incautaciones", las "requisitorias" convocando a cientos de personas ante el juzgado más cercano; las partidas para mantener los abarrotados "campos de concentración"... "Por eso le enviamos el informe a Garzón", afirma Carlos Agüero, coordinador de la investigación.

"Era la prueba más contundente e inapelable de la feroz represión de Franco". -